¿Cómo fijar límites en la escritura y cuidar de nosotros?
El siguiente artículo forma parte de una colaboración con Mónica Areli de Aves de Paso. ¡Visita su blog!
Fijar límites es una problemática que nos afecta en distintas áreas de nuestra vida, y escribir no es la excepción. Uno de los principales retos que he encontrado al retomar la escritura de una manera más asidua, ha sido el hecho de encontrar tiempo para mí y mis letras.
La mayoría de las veces, sobre todo ahora que nos encontramos en confinamiento, me he percatado que han salido mil y un situaciones que “resolver”, y que aparentemente me impiden sentarme y escribir de lleno todo lo que mi mente quiere plasmar.
Las tareas domésticas se intensifican, las personas con las que convivimos requieren de nuestra ayuda, y si tenemos algún otro empleo o actividad, éstos también se ven multiplicados; quedándonos con unas pocas horas que, generalmente, se esfuman también de nuestras manos.
El momento idóneo para escribir
Ante esto, llegué a creer que simplemente no era el momento idóneo para escribir, que tendría que esperar a que todo se ordenara. Sin embargo, en un rato de introspección me di cuenta que no podía esperar a que eso ocurriera. Así como ordenaba mi escritorio, clóset, alacena y demás; tenía que ordenar mi tiempo, y con ello, poner límites.
Por supuesto que esto en teoría, suena excelente. Los horarios se empiezan a ajustar, eliminas uno que otro tiempo muerto y te sientes más eficiente, pero hay que admitirlo, también viene la culpabilidad de tener tiempo para ti, para escribir.
Probablemente, las personas a tu alrededor apenas y se percatan de los cambios, y entonces mayoritariamente la crítica es interna. Aparece uno que otro momento de duda, nos cuestionamos si está bien que escribamos, que nos demos ese lujo mientras “hay tanto que hacer”, pero con el tiempo, descubrimos que estamos en todo nuestro derecho.
No obstante, la situación es muy diferente cuando se presentan reproches por no seguir dando la misma cantidad de nuestro tiempo a otrxs, y es aquí, donde requerimos de mucha voluntad para defender esa nueva vida que estamos creando, porque es eso, una nueva vida. No solamente estamos hablando de un itinerario, sino de lo que hacemos día con día; y si hemos relegado muchas de nuestras necesidades o deseos, por “ayudar” o “estar ahí” para otrxs, esas personas nos harán sentir egoístas. Creerlo o no, depende enteramente de nosotrxs, pero si lo hacemos, volveremos a sufrir de esa ingobernabilidad de nuestro tiempo.
Con esto, no pretendo promover la idea de aislarnos del mundo y abandonar a las personas que amamos, simplemente tenemos que encontrar un equilibrio entre la otra parte y unx mismx. Evaluar qué tanto hacemos por otrxs y si está al mismo nivel de lo que hacemos por nuestra persona.
La vida cotidiana y la escritura
En efecto, es posible llegar a un punto medio perfecto que nos permita hacer nuestras actividades, como escribir, y que al mismo tiempo nos brinde la oportunidad de seguir cuidando de nuestros vínculos. Sin embargo, esto no va a resultar grato para todxs, por lo que muy probablemente, habrá algunxs que se alejen repitiendo que “no se puede contar con nosotrxs”, y para ser honestxs, esto duele.
Personalmente, me ocurrió algo similar como lo que describo y de momentos traté de autosabotear mis avances por recuperar ese vínculo ya que la culpa de nuevo me invadió, pero poco después, acepté que el problema no era que yo buscara tiempo para mí o para escribir, sino que se me estaba demandando más de lo que la otra parte me ofrecía a cambio, prácticamente estaba siendo usada, entonces ¿qué tan malo era que se alejara de mí alguien así?
Por otra parte, los límites no son enteramente exclusivos de problemas o personas externas, también es necesario tenerlos con nosotrxs mismxs.
Por ejemplo, casi todxs tenemos la sensación de que no hay tiempo suficiente para escribir, pero la realidad es que poseemos las mismas 24 horas día con día; el problema, es lo que hacemos con ellas. Por ello, retomo nuevamente el tema de los horarios. Si bien, nuestra creatividad va a variar día con día, podemos restringir aquellos hábitos que nos alejan de nuestro objetivo de escritura y determinar unos nuevos que nos dirijan hacia dónde queremos llegar.
Así mismo, hay que apostar por esos límites que nos resguardan de la autoexigencia desmesurada. Francamente, yo me encasillo aquí y sé lo mucho que cuesta ponerle un alto a nuestra cabeza y a sus hirientes palabras que apunta hacia nosotrxs o lo que escribimos. Pedirnos más y más no está bien, sólo nos hiere en lo más profundo y genera dudas en nuestro interior sobre lo que somos capaces de realizar.
En cambio, cuando sabemos reconocer nuestro propio ritmo, y respetamos nuestras capacidades, así como nuestras necesidades fisiológicas; la escritura se vuelve más fluida, pero sobre todo, nos hacemos más amigxs de nosotrxs mismxs.
¿Por qué es importante fijar límites en la escritura?
Generalmente cuando escuchamos la palabra límite, nos sentimos reacios a ella. No obstante, si decidimos darle una oportunidad, descubriremos los gratos efectos que tiene en nuestra vida, sobre todo cuando escribimos.
Es bien sabido que, irónicamente, este acto se basa en la libertad dada a nuestra mente para dejar volar nuestra imaginación y que apenas seamos conscientes de lo que nuestras manos transforman en letras, pero escribir poniendo límites nos ayuda a potenciar esa capacidad creativa y también a defender nuestro derecho a disfrutar de espacios para nosotrxs mismxs y nuestros proyectos.
Así lo he descubierto yo, y podría decir que, mientras más límites y autocuidado pongo en mi vida, más fácil me es escribir.
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